Atacada por llevar el pelo corto

La arquera surcoreana An San recibe en su país insultos por su corte de cabello y también el apoyo de miles de mujeres

Rompió un récord olímpico y ganó tres medallas de oro la semana pasada -en tiro con arco femenino individual y por equipos femenino y mixto-, pero en su natal Corea del Sur se habla más de su pelo corto. El corte de cabello de An San, de 20 años, le supuso el virulento ataque de grupos de hombres coreanos que le insultan y llegaron a exigir que pidiese disculpas y devolviese sus recién ganados títulos olímpicos. Pero los ataques han sido eclipsados por el apoyo: más de 6.000 fotografías de otras mujeres con el pelo corto y otros 1.500 mensajes en la página web de la Asociación Coreana de Tiro con Arco denunciando el sexismo de quienes han arremetido contra la joven arquera.

Este episodio de misoginia en la web es el último capítulo de una reacción anti-feminista que se ha intensificado recientemente en el país asiático. Mientras que las tendencias feministas que han llegado en los últimos años han impulsado las mayores movilizaciones de mujeres en la historia -con la adopción de movimientos como el #MeToo, la legalización del aborto y la lucha propia contra los vídeos íntimos grabados sin permiso en lugares públicos– muchos hombres han tomado una posición de ataque frente a ellos. Han protagonizado boicots a empresas a las que acusan de un “feminismo extremo”, obligándolas a comunicar disculpas oficiales.

Los instigadores, principalmente miembros de grupos online de hombres, conciben el feminismo como un movimiento egoísta y como una batalla de los sexos y sostienen que ellos están siendo sujetos a un trato injusto por políticas supuestamente “feministas”. Esta semana han puesto a An San en su punto de mira por su elección de estilo de cabello que, junto con el hecho de que estudia en una universidad para mujeres, dicen, evidencia que es “feminista”. También han cuestionado algunas expresiones que la arquera de 20 años ha usado en algunas publicaciones de Instagram, arguyendo que son comúnmente utilizadas por feministas en Corea.

Fuente: El País

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